De este modo, escribió numerosas cartas a sus amigos y en todas ellas hacía la misma petición: «Por favor, enviadme madera de sándalo.»
Y un día, de repente, descubrió que el lápiz con el que llevaba meses escribiendo aquellas cartas era precisamente de olorosa madera de sándalo.
El ser humano busca la felicidad fuera de él, cuando la verdadera y estable felicidad se halla en su interior.
Pide lo que ya tiene, busca lo que nunca ha perdido.
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